El mundo donde habitan los Lighwood está plagado de magia: su mascota es un dragón, el nuevo novio de su madre un minotauro, su casa es un hongo gigante y como bien dijo su director en varias entrevistas uno de los mayores logros del film es entregar tantas criaturas fantásticas como la mente pudiera imaginar (y vaya que lo lograron).
La trama general es una maravillosa road movie fraternal que lleva a estos personajes a recordar los lazos que los unen, de maneras diferentes, a su padre ausente y como ambos construyeron diversos modelos de paternidad en base a lo que poseían, pero sobre todo a lo que anhelaban. Y aquí es donde se construye uno de los mas maravillosos arcos narrativos de la historia : en el análisis de los roles parentales en la vida. Sin entrar en el terreno de los spoilers (porque realmente este es la travesía mas disfrutable de la historia) se pondera el verdadero ejercicio de los roles que conforman una paternidad presente: el cuidado del niño, la diversión, el aprendizaje conjunto, la tutela amorosa, el derecho a fallar en ambas partes. Y nos permite liberarnos del peso de la ausencia cuando descubrimos que alguien si estuvo ahí para ayudarnos en esta travesía: ya sea una madre, un amigo, un tío o un hermano menor.
En tiempos donde Pixar necesita mirar hacia adelante (significado literal de Onward, el título original del film) luego de las denuncias de acoso sexual y posterior desvinculación de John Lasseter, el rumbo elegido parece ser mas que promisorio. Al igual que Ian y Barley la empresa ha perdido a quien fuera su supervisor creativo mas importante en todos estos años y parte importante de la marca registrada que hoy significa Pixar en el mercado. Pero es tiempo de mirar hacia adelante y desandar, si es necesario, viejos paradigmas sobre la paternidad y los lazos familiares y en ese camino (como constructores de significado) el camino es mas que adecuado y prometedor.
Como segunda subtrama y de manera muy sutil tambien se puede ver una crítica (o al menos un llamado de atención) a la industria del entretenimiento cuando vemos este concepto de la "domesticación de la magia". Disney la gran fábrica del entretenimiento, la gran creadora de magia a gran escala también debe detenerse en este proceso y evitar su automatización a riesgo de caer en la pérdida total de su elemento distintivo: la invitación a soñar despiertos. Particularmente esta lectura se hará totalmente notable en el arco del personaje de La Manticora (con la magistral y potente voz de Octavia Spencer) un personaje mágico que ha sido totalmente devorado por la industrialización de sus particularidades.
Pixar, al igual que el padre de Ian y Bradley, ha perdido su cabeza visible.Pero esta crisis se transformó en una oportunidad para replantearse su propio origen y el rumbo que elige seguir: si el de una industria automatizada de la magia envasada o una alquimia que permita reelaborar conceptos y ayudar a construir vínculos mas sanos y menos frustrantes.
CALIFICACIÓN 7/10